A mis Hermanos y hermanas:
Hace pocos años frente a un campo de futbol, comprendí la razón por la que el ser que me habita anda insolublemente ligado a la libertad y al futbol. Obnubilado por la esférica que acarician por igual los negros en las favelas de Río de Janeiro, en las orillas marinas de Tumaco o en las altiplanicies del Chota de los Andes ecuatorianos, habría de recordar que Simón Rodríguez, maestro de libertador, Diego Armando Maradona y yo estamos unidos por el signo de Escorpio. Los tres nacidos un 28 de octubre.
Apostado ahora frente a las faltas del majestuoso Pichincha donde de la mano combatieron, es decir, se la jugaron por la independencia americana Manuela Sáenz y Antonio José de Sucre, la imagen de Juan Manuel Bermúdez que bendice la casa de
Esos muchachos que engalanan mi vida cuando me hacen su tío, que en cada partido
no pierden el sentido de la vida en la tribuna, como vocifera la prensa, sino que ganan el éxtasis colectivo de la barra para derrotar la semana plagada de desaparecidos, de huelgas declaradas ilegales, de Uribe mintiendo a los cuatro vientos, de curas sermoneros que nada saben de futbol.
Esos muchachos y muchachas que como expresa Galeano no dicen “hoy juega mi equipo”, si no que dicen “hoy Jugamos”.
Ellos y ellas los que hoy juegan un partido en su partido. Los que enarbolan la propuesta de hacer de la tribuna y del país UNA PATRIA DEL TAMAÑO DE SUS SUEÑOS.
Ellos y ellas me han hecho parte de su alineación en el puesto 140. El último. Lo que me llena de orgullo balompédico porque ser último en el futbol es estar portando la casaca 1 o la 9.
Que iba a pensar yo, que a mi edad jugaría de arquero o centrodelantero, estampado en mis espaldas la memoria de la número 1 de Pedro Antonio Zape, de Gabriel Ochoa, el caimán Sánchez, Raúl Ramón Navarro Paviato, Hugo Matildo Fillol o de la 9 de Hugo Horacio Lóndero, Aristi, Ronaldo. (no se que me pasa pero no recuerdo ninguno del América). (cosas de fanático)
Que orgullo hacer parte de este combate por la vida. Que lindo hacer parte de esta partida por la dignidad. Que rico compartir la lid con éstos y éstas jóvenes que hacen del futbol una apuesta por la vida, la justicia y la libertad.
Gracias sobrinos y sobrinas, con ustedes estoy coreando la consigna que nos enseñaron los mayores:
HASTA